Hablar en público no es algo agradable pero por desgracia todos pasamos por ello en algún momento. Los nervios pueden llegar a jugarte muy malas pasadas y destruir un buen trabajo de meses. Seguramente si ahora mismo estás elaborando tu TFG o TFM tengas la mente puesta en el día que te toque defenderlo y sientas un hormigueo en el estómago. (Si aun no has comenzado es posible que el desastre sea mucho peor, pero tenemos la solución)
No te preocupes, aunque suelas ser el alma de la fiesta todos tenemos cierto respeto a hablar en público. Y si se trata de una presentación importante la situación se tensa mucho más. Por eso queremos ayudarte a superar el miedo a hablar en público o al menos no entrar en pánico.
El mejor truco es respirar hondo y confiar en ti mismo pero además te damos unos cuántos consejos para que domines el arte de hablar en público.
- Hazlo sencillo. A veces lo más fácil se convierte en lo más complicado. O nosotros hacemos que lo parezca. Hablar en público es contar tu proyecto, idea, trabajo o experiencia, salvo que en lugar de hacerlo con un amigo o un familiar el grupo de gente es mayor. Trata de no hacerlo demasiado complicado o el público perderá el hilo. Menos es más tanto para quien escucha como para
- Prepara la intervención. Aunque pueda parecer obvio debes preparar muy bien el momento de la presentación. Cuanto más controlado lo tengas más natural saldrá y más relajado te sentirás. Si no dejas nada a la improvisación los nervios de que algo salga mal serán mucho menores. Ensaya con familiares y amigos hasta que todo sea más natural. Practica, practica y vuelve a practicar.
- Piensa en el público. Está claro que cada ocasión requiere un discurso diferente y el público al que te diriges también. Mucho del éxito o el fracaso de hablar en público está en tener presente a quién vas a tener delante. No es lo mismo desarrollar tu proyecto para un aula con tus compañeros que para un tribunal de expertos y profesores. Tenlo en cuenta de cara al lenguaje que vas a utilizar.
- Controla el tiempo. La mayoría de las intervenciones están fijadas por un tiempo estimado, ya sean cinco minutos o una hora y media. Dependiendo del tiempo podrás jugar más con la improvisación, irte de la idea principal o usar material de apoyo.
- Familiarízate con el espacio. No saber que hacer mientras hablamos en público puede ser motivo de inseguridad o bloqueo. Por eso es bueno que sepas de antemano dónde será la ponencia o al menos tengas una idea del espacio. Así podrás ensayar movimientos o controlar tu expresión corporal en caso de usar pizarras o proyectores para no entorpecer la explicación y ponerte más nervioso.
Hablar en público es una actividad a la que solo necesitas tomarle práctica. Confía en ti mismo y en tu trabajo, lo demás vendrá rodado. ¡La audiencia es tuya!